"La labranza de la tierra es inherente al establecimiento de una civilización progresiva.
La labranza de la tierra NO ES UNA MALDICIÓN; más bien es la BENDICIÓN más alta que se le pueda brindar a todos los que así pueden gozar de LA MÁS HUMANA DE TODAS LAS ACTIVIDADES HUMANAS".
Libro de Urantia, pág. 752.
La labranza de la tierra NO ES UNA MALDICIÓN; más bien es la BENDICIÓN más alta que se le pueda brindar a todos los que así pueden gozar de LA MÁS HUMANA DE TODAS LAS ACTIVIDADES HUMANAS".
Libro de Urantia, pág. 752.